viernes, 8 de enero de 2010

Baños para personas que gustan de su mismo sexo.



No estoy hablando de masturbación, ni, más especificamente (si jugamos con los sinonimos de cada palabra) de autofelación...

El motivo de esta investigación surgió un día que placeaba muy a gusto por un centro comercial con mi novio y cuando mi vejiga lo dispuso sentí la necesidad de ir al baño. En el camino dos mujeres que caminaban frente a mi, para el deleite de muchos seres humanos, se besaron. Obviamente el beso no fue un beso de amigas, eso no me habría impulsado a escribir esto, fue un gran y envidiable beso frances, de esos bien dados que se te antojan mas que un helado en el desierto. En fin, después del beso entraron muy tomadas de la mano al sanitario y cada quien entró a su respectivo privado. Entonces, mientras hacia lo que tenia que hacer me puse a pensar: (es una de mis cualidades secretas, me surgen buenas ideas en la soledad de un buen sanitario, es una manera de aprovechar el tiempo... se está sentado y si todo fluye adecuadamente ¿Qué más se puede hacer?) "debe ser incómodo no poder disfrutar de una buena evacuación por la certeza de que tu amorcito y dulce caramelo se encuentra a una puerta de cartón de distancia que, según tengo entendido, no aisla ruidos ni absorbe los olores.

Suena asqueroso! Lo se, pero sinceramente ¿Nadie lo había pensado?

Lorena de 19 años. Me contó un dia:

Una vez llevé a mi novio a unos arrancones por el aereopuerto de Toluca. Habia sido una tarde muy agradable, me olvidé de la palabra calorías e ingerí con singular alegría cualquier botana, cerveza, refresco o postre que se me cruzara. Como era de esperarse para las 5 de la tarde en mi estómago burbujeaba la peligrosa mezcla de todos esos los placeres culinarios y comenté tranquilamente que necesitaba ir al baño tratando de disimular el sudor, y el escalofrío. En ese momento odie la caballerosidad de mi novio que como siempre me escoltaba a donde fuera pero a pesar de que el baño estaba del lado opuesto de nuestros asientos pude llegar el sin que ocurriera un accidente. Fue la fila de 4 personas mas larga de mi vida y cuando fue mi turno de entrar deje que todo saliera sin importarme la potencia olfativa de mis conciudadanas de sanitario y mucho menos su sensibilidad auditiva. Confié en que el instinto maternal que toda mujer tiene sustituyera el asco hacia mi persona por una compasión de enfermera por la batalla que se llevaba a cabo en mi intestino. Y asi fue, o al menos me gusta pensar que la indiferencia forzada de las presentes era una especie de compasión recatada. No paso de ser un bochorno ligero, que confundi con los producidos por el malestar estomacal, al fin y al cabo se trataba de personas desconocidas (para mi, quiza yo fui conocida en muchas de sus anecdotas como "aquella chica que entró al baño sin compasión por los presentes en esa tarde calurosa"). Para cuando sali del baño, mi novio observaba la exposición de autos a unos metros de distancia y en el transcurso de la puerta hacia él, se desvaneció cualquier estela que pudiera haber conservado después de aquella odisea en el sanitario.

Esa desagradable anecdota vino a mi mente (obvio en un flashback de pocos segundos...) cuando desarrollaba la presente idea.

Conclusión: Debería existir un sanitario destinado a personas con preferencias homosexuales. No tiene nada que ver con discriminaciones estúpidas como los baños para negros y para blancos... Se trata de la misma razón por la que existen sanitarios para hombres y para mujeres. Pudor, privacidad.

Una lesbiana tiene el derecho de desahogar su mala elección de comida sin el miedo a quedar en verguenza delante (o mejor dicho, al lado) de su pareja. Las mujeres entramos juntas al baño todo el tiempo, SI! pero no es lo mismo "Ay amiga! la proxima vez que comas pollo quitale las plumitas..." a un: "Estas bien? Te ves pálida mi amor" a los dos segundos de haber salido de tu cabina de humo, sin el derecho a unos minutos para poder disimular con los artilugios que cargamos dentro de nuestras bolsas la palidez y el aroma del resultado de una comida mal condimentada frente al espejo para lucir perfecta, para mantener la ilusión tan valorada por nuestras parejas. "Everybody poops" y everybody lo sabe, pero eso no implica que el pudor deje de ser un gesto necesario en una relación. Es lo que nos lleva a depilarnos mientras nuestra pareja no esta en casa, a ponernos mascarillas en un salon de belleza, a teñirnos el cabello antes de salir con él o ella. Lucir bien, siempre para el amor de nuestras vidas.

Amigas lesbianas y amigos gays, tienen el mismo derecho que nosotros los heterosexuales a disfrutar del receso del tocador.

He escrito!

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